Quién no jugo de niño el juego de alzar los brazos al frente y moverlos de arriba hacía abajo constantemente y con fuerza cantando "Al que no se quite, lo pateamos. Al que no se quite, lo pateamos" con un tono de canto algo chistosón.
Realmente no quiero enfocarme en decir si el juego era bonito o feo, porque he de considerar que queda fuera de la discusión lo doloroso de jugar. Si un juego causa dolor, no debe jugarse. No hay mas que decir al respecto.
Eso si, recordando tan dichoso juego, me he puesto a reflexionar que realmente es una actitud en la vida la que se debe de adoptar. ¿Cuánta gente quejista existe? Regando sus vibras negativas por todos lados. La ciudades se vuelven mas obscuras con tanta gente así. Entrampando procesos. Reduciendo indicadores. Regañan al cajero por una pequeña demora, tan molestos como si eso fuera hacer que el chavo cobre mas rápido. Tenemos derecho a manifestarnos, pero no a hacer un gran drama sobre las cosas que suceden. Los dramas no han resuelto nada, no hasta ahora en mi vida.
Hoy, me di cuenta que el tener gente que no "jala la carreta" me enferma. Si, no escribo para quejarme, sino para expulsar esa frustración. ¿Qué se hace con esa gente? Viven en un mundo paralelo de supervivencia. Se pierden de la fuerza del momento, de la vida. Se les puede presentar el mejor proyecto, querer contribuir en equipo, pero realmente no están dispuestos a hacerlo. Han perdido la chispa. Pues a esa gente que no tiene nada por aportar y que retrasan las decisiones de nuestro país, les digo que agradezco conocer la otra cara de la moneda: personas que están dispuestas a dar una milla extra. No trabajan sólo por recibir un reconocimiento equivalente en forma económica, sino que realmente están apasionados por lo que hacen y lo hacen estando o no el jefe. Al final del mes, al igual que el resto, con sonrisa en la cara reciben su pago. Porque no es la autoridad, ni la jerarquía quién hace que un producto/servicio/proyecto avance. Son las personas y punto. De ellas depende este enorme Universo para avanzar. Un día tendremos que alinearnos y quizás debamos volver a jugar y cantar: "Al que no se quite, lo pateamos".